martes, 23 de marzo de 2010
Una vez consumada
la frontalización del miedo
una vez sentida
esa lluvia
de indiscriminados fuegos blancos
que acertó a fulminar en pocos meses
el ojo azul de los misterios:
callamos picafloramente
y el miedo
abrevió espacios
sin trincheras.
Fuimos absolutamente expuestos
a la mirada inquisidora del futuro
(si es que queda)
25.7.86
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