ENTONCES....

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JARDINES

sábado, 31 de julio de 2010

ZAMBA PARA ANTONIO


Antonio Taccari

Llegar a su casa es ganarle al tiempo unas emociones
que empujan la tristeza y la muerte hasta los baldíos del olvido
Llegar a su casa es hallar en el revés del día
los misterios retaceados por la noche
Llegar a su casa es agrupar los corazones
y entregar las manos al juego colectivo del abrazo
La risa y la palabra señorean por un tiempo imposible de medir.
En esas profundas y grandes horas, el vino no falta:
¡Salud, Antonio, amigo del alma!




Hay una casa despierta
Entre todas las que duermen
Hay una música cierta
Donde el silencio se pierde.

Hay un amigo despierto
Entre todos los que duermen
Hay una mano que aprieta
Si la soledad te pierde.

Digo casa, digo amigo, digo tiempo y soledad
Nombro las cosas que quiero porque al nombrar
Voy disolviendo las penas que necesito cantar
Destape Antonio otro tinto, que ya está por aclarar.

Hay un verso emocionado
Una canción y una historia
Pal que llega siempre un plato
Pal que se va, la memoria.


Conversar y amar el tiempo
Humano de la esperanza
Cambiar el mundo y la vida
Cambiar dolor por confianza.

lunes, 26 de julio de 2010

GRATITUD DEL FUEYE


Foto: Leticia Fraguela

Al Maestro Antonio Calafat


En una silla entristecida en noches,
donde los años se entreveran,
la memoria del hombre no es silencio
ni letanía feroz que aprieta el tiempo.

Permanece,
sentado sí, no inmóvil,
un tipo flaco que agita los dedos.,
un viejo titiritero al que el oficio
le vino de la infancia y lo empujó en los días,
lejos de la incierta Buenosaires
del bodegón oscuro y el cabaret brillante,
Más acá de las noches de champán y sueños
el flaco pulsa un bandoneón sin cielo,
para un sonido que es de todos
y no cede espacio ni temor,
y no rinde su aliento.

Supo enhebrar aplausos y emociones
en los pliegues de su fueye compañero
y habrá sido entre compases una guía ,
un hilo conductor,
un tío bueno.

Los músicos que asisten a su empeño
respetuosamente blancos caminan idéntico sendero
y el arroyo de su música convierte
este desierto en nido,
esta sed de merecernos otro encuentro,
su música, sin pretenderlo nos entrega
un estar seguros de que somos buenos

Acorde tras acorde, el tiempo se desinfla,
y el maestro toma impulso, junta las milagrosas manos,
y en el bailar de sus dedos nacen tangos
como inocentes niños, a la intemperie del deseo.

Esta hora de escuchar es un buen tiempo
es hora de que habite en el oído
la prontitud vital del sentimiento,
donde los fueyes vuelen corazones como puentes
y nuestra emoción se encuentre en otro pecho.

martes, 20 de julio de 2010

NOMBRAR A UN AMIGO


Fotografía: Nicolás Argonz

NOMBRAR A UN AMIGO

(a Diego Ciani)


Este hermano me da la silenciosa
coloración del hombre en sus confines
y su familia,
su casa,
su cansancio,
entretejen la milagrosa soguita de los tiempos.

No estoy nombrando personas carneyhueso.
Antes pretendo tomar
ese vapor que surge sobre el mate,
aquel murmullo del patio en la mañana,
nada concreto, ni de peso ni medida.
Tal vez, solamente atrapar
esa nada que fluye entre las cosas,
el silencio entre dos notas,
el aire inmóvil detrás de las puertas,
el sutil movimiento de lo quieto,
el color de las sombras en la noche detenida.

¿Cómo nombrar, si no, lo que quiero,
sin manchar su esencia intangible,
sin mover de su sitio la verdad?

sábado, 3 de julio de 2010

ESCUCHANDO A LUIS BAETTI (compositor, guitarrista, cantor rosarino contemporáneo)

Mirate, Luis,
la sombrita que se te escurre en la vereda.
Es un hilito primero,
una línea grácil
de nostalgia y mediodía.
Mirá, Luis, cómo se derrama tu guitarra.
¿Esa sombra es la guitarra?
Tan fina, tan amable y azul.
Es una sombra pretenciosa,
no se conforma así nomás.
Entra y sale
de la boca del estómago al oído
Relaja y tensa el músculo
en un volar que es tuyo, se adivina.
Diez hermanitos danzando en el trapecio
corren
van y vienen
acompañándose
nos acompañan.
Y la voz de ayer en hoy
y la de mañana de nosotros
que esperamos ansiosos
un mundo con belleza
un país, una calle,
donde se baile un vals antiguo
en la piel de una vecina
y la voz
entibiándonos la mano, el pecho,
sugiriendo, explorando,
la voz hurgando la emoción
tu voz
abriendo la noche
un poquito
como un velo sutil
asomándote
para decir con verdad
que belleza y emoción
están,
hermanas de nuestro injusto desamparo.

(escrito en 2003)