sábado, 13 de noviembre de 2010
EL TIEMPO Y SU MEDIDA
Cubiertos por urgencias
lavados por el fuego de querer
nos empuja
cierta necesidad de llegar donde no estamos
y medir con nuestra boca muda
las parcelas de nada que llamamos tiempo
y nombramos
a nuestras horas "pena"
al minuto "amor"
y a los segundos "ansias".
Inventamos mecanismos, precisos engranajes,
esferas, cuadrantes, minuteros,
para deshacernos en un tictac redondo.
¿Cuánto tarda en nacer una esperanza?
¿Cuánto dura la espera de nacer?
Este latido, este pedazo de tiempo sin regreso
este contínuo devenir sin sed
será testigo de llegadas y partidas.
¿Nos mira? ¿Nos espera?
Nada, nada, nada...
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Me encantó. Comparto la idea.
ResponderEliminarUn abrazo.
El tiempo, ¡cómo nos desvela!
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