María Amalia Maritano
María sopla una flauta con bemoles. Y el metal es tibio, el aire húmedo. La brisa planetaria de su cuerpo le transmite una cuestión innombrable, dudosa de amores y broncas. En esas humedades van disueltas las historias de su infancia junto a las furias desgajadas de sus noches. Unos muertos suyos gritan mudos en el vértigo del aire. Unos hijos transparentes dan la nota justa en el oído. Y ella sostiene a ese pájaro de plata leve, entre el pico abierto y las patitas metálicas. En su interior exhala un aire que prolonga su cuerpo hacia delante. Es ella. Ese liviano tubo de música es una de sus partes.
Leve, delicada prosa poética. Muy placentera sensación me dejó al leerta. Bien por María que ha inspirado y bien por el poeta.
ResponderEliminarAbrazos.