
Al principio mis manos eran dos animales imprecisos. Ahora, muchos años después, algo vuelve a distraer su camino por el aire. Un áspero temblor agita sus cuerpitos de duda. Entre una y otra torpeza hubo un tiempo en que fueron ágiles y fuertes, precisas como un gato. Apenas sospecho aquel fugaz momento, y cuando fue, yo estaba ausente.
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